17.-La mosca del cristal.

Han pasado ya unos días desde mi catastrófica llegada a India y la verdad es que me siento algo mejor de ánimos y eso que ahora me veo atacado por el estomago, el que por cierto hasta el momento se ha comportado estupendamente. Pero ocurre que el abismo en lo que a salubridad se refiere entre China e India es considerable y claro, en mi infinita inconsciencia, he tomado quizás pocas precauciones y he recibido finalmente mi merecido.

A pesar de lo desanimado que estaba en Delhi y ser estafado en mayor o menor medida en mas de una ocasion, he disfrutado lo que he podido de esa ciudad, he visitado los monumentos imprescindibles y he paseado mientras el calor lo permitía por los bazares de la ciudad vieja, he intentado entrar un poco en el ambiente y sobre todo hacerme a la idea de que estoy en otro sitio diferente, a parte de eso y de sentirme como la mosca que choca incesantemente en el cristal, me da la impresión que poco mas se puede hacer allí.
Como contaba anteriormente fui víctima de un orejazo de primera, a mi llegada a la ciudad y gaste lo que debía ser el presupuesto de dos días en un abrir y cerrar de ojos. Así que no tardé en salir de ese lugar y dirigirme a lo que se supone es la parte mas turística aunque por otra parte mas barata de la ciudad. Allí conocí a un tipo, sobre el que apenas he comentado su procedencia (tampoco sabia mucho más de él en ese momento) con el que solo pretendía tener una relación mercantil (me vendió un incienso muy bueno), pero sin saber como, me veo ahora en su casa, en Srinagar, capital de Kashmir.

 El viaje hasta aquí ,que solo nos llevo veinticuatro horas de nada, fue un poco odisea. Primero tomamos un bus-cama hasta Jamu (a algo mas de 600 km) y desde ahí un todoterreno por unas carreteras de locura hasta Srinagar, solo 290 km separan un sitio del otro pero nos llevo ocho horas recorrerlo, afortunadamente amenizadas por musica tradicional, monólogos ininteligibles para mi, proporcionados por un tio que debía ser cómico puesto que todo lo que hablaba era seguido de grandes carcajadas por parte de todos los demás pasajeros, y unos paisajes realmente hermosos. La lluvia y el frío se presentaron también por el camino y empezaron ha hacer mella en mi, ya que iba con mis atavíos de verano infernal que Delhi exige. Una vez llegamos a la ciudad en estado casi de congelación, tomamos un rickshaw hasta un embarcadero y de ahí una barca (shikara) hasta la casa de Manzoor (aun no os lo había presentado). Según me contó él trabaja la mitad del año en Delhi y la otra mitad la trabaja en su ciudad con su propia shikara – kiosko y ya le tocaba subir , así que “para mi era una oportunidad unica irme con él a conocer su tierra”. El caso es que en ese momento aun no me fiaba del todo de este tipo, no entendía y sigo sin hacerlo, por que alguien con el que solo has hablado un par de veces y compartido algunos “chais” (té tipico del país), te invita a su casa y te propone hacer una ruta y plantearte ya de camino gran parte del viaje. Claro está, que esto no va a ser gratis (seguramente no muy caro tampoco), pero desde luego la experiencia esta siendo muy buena (dejando a un lado el tema de la barriguita). Estoy conviviendo con una familia musulmana (aquí en Kashmir el 90 % de la población lo es) ,viendo las cosas desde un poquito mas cerca (un montón de pelis de bollywood y partidos de cricket también) y haciendo cositas curiosas (por ejemplo sacar la shikara guardada bajo el agua y prepararla), en un sitio espectacular como es esta región llena de montañas y lagos y aire puro; para que os hagáis una idea, aquí en vez de palomas o tórtolas lo que hay son cientos de águilas enormes por todas partes.

Voy a ver si no me pierdo nada.